?xml:namespace>Cole Kivlin quiere seguir siendo Corsino Fernández. Su esposa y sus hijos, en Texas, nunca han estado al corriente de todos los avatares que rodean a Corsino. En Estados Unidos, su vida se ha ido forjando a base de esfuerzo y adaptación. Ahora, a sus 80 años, cuenta la historia de su vida como si de una novela se tratara. Y mientras desmenuza el pavo, en la cena de Acción de Gracias, intenta adornar su pesadumbre y sentir más a su semejante, esa otra persona más pegada a quien tuvo que haber sido siempre: Corsino.
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lunes, 14 de febrero de 2011
Cinema Is Not 100 Years Old
Alex de la Iglesia lo dijo anoche a su manera, y Jonas Mekas, también a su modo, recalca lo mismo...
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