Sinopsis

Cole Kivlin quiere seguir siendo Corsino Fernández. Su esposa y sus hijos, en Texas, nunca han estado al corriente de todos los avatares que rodean a Corsino. En Estados Unidos, su vida se ha ido forjando a base de esfuerzo y adaptación. Ahora, a sus 80 años, cuenta la historia de su vida como si de una novela se tratara. Y mientras desmenuza el pavo, en la cena de Acción de Gracias, intenta adornar su pesadumbre y sentir más a su semejante, esa otra persona más pegada a quien tuvo que haber sido siempre: Corsino.









martes, 25 de enero de 2011

¿Cómo proyectar una película en un bar y no salir ebrio (de satisfacción)?

El pasado domingo, L'Abellugu* desenrolló su cortina-pantalla para inaugurar las sesiones nocturnas de cine festivalero. Otros mundos es un ciclo que, dentro de la programación de Cortomieres, proyecta largos y cortos fuera de juego. No resulta ningún disparate que un bar sirva, pues, de sede para semejante propósito. Al menos, un bar como L'Abellugu**.

*Para quienes no estén familiarizados con el chigre musical L'Abellugu: revestido de piedra y con una chimenea encendida, este antro mierense es uno de los bares más agradables y acogedores de la comarca. Incluso cuando proyectan películas. 
**Para quienes no estén familiarizados con el asturiano: L'Abellugu podría traducirse como El refugio. 


El frío del pasado domingo bien merecía ese fuego de chimenea, ese refugio. La expedición (10 personas) arrastrada por los anfitriones Cortomieres ocupó las mesas más cercanas a las llamas, también a la pantalla. La parroquia de habituales, quizá más acostumbrada al frío, quizá menos interesada por esos Otros mundos audiovisuales, se quedó más cerca de la barra. Casi todos sujetaban una copa. En total, calculo que seríamos unas 20 personas refugiadas allí, pasada la medianoche.
Samu ofició la ceremonia de apertura, y me pasó la palabra para que yo presentara mi película. Que la película hable por si sola, y quienes tengan algún comentario, duda o curiosidad, que pregunten al final, durante el brindis. Bebamos y veamos cine.

Llegó el momento del brindis. Felicidades. Sin que apenas transcurriera un instante, me vi con el tercer gin tonic de la noche en la mano y rodeado únicamente de los parroquianos del refugio, gente que disfruta de las copas sin barullo, sin alcohólicos de fin de semana, sin prisa por llegar a casa, aunque sea domingo. ¿Dónde está la expedición que comandaba Samu? ¿Dónde está Samu? ¿Hay algún cineasta despierto en Mieres esta noche? Esta noche, no.

Alberto, Xuacu, Roberto, una pareja rondando los cincuenta (creo), un tipo calvo que no recuerdo cuál era su nombre, Pablo deL'Abellugu, allí se quedaron, a puerta cerrada, fumando y bebiendo y hablando de Corsino, con más pasión que cualquier cortometrajista con su corto bajo el brazo, gente con auténticas ganas de resolver los misterios y los obstáculos de la película, y de la vida. Gente como Roberto, con coincidencias inverosímiles como la que cubrió la noche de magia.

Roberto es un habitual del chigre y vecino de Aller. Roberto es un tipo lleno de vida, de esos a quienes una sorpresa en sus noches rutinarias los electrifica durante un buen rato y como rayos se dedican a liberarse de ese chispazo-sorpresa en dosis de alta tensión. Roberto nació en Castandiello, y sin saber nada de Corsino, ni de los Otros mundos, ni de Cortomieres, el domingo por la noche vio de pura casualidad su pueblo en mi película documental. Y alucinó. Y no se quedó con ganas de saber ni de decir. Se pidió otra copa, y me agarró. Roberto conoció la casa natal de Corsino, y no podía dejar de repetir cómo le tocó carretar piedras antes de que la demolieran, y nos describió cómo era La Güelga, y representó las crecidas del río con sus brazos, varias veces... Roberto aclaró que el puente que buscaba Cole Kivlin mientras también buscaba a Corsino por los alrededores de Moreda no se lo llevó el río en una de esas crecidas. Roberto nos enseñó un montón de fotos del puente, que aún mantiene su forma a unos kilómetros de su lugar original. El puente es el mismo, en otro lugar. Como Corsino. Las fotos aparecieron de la nada informática, en una pantalla de ordenador que Pablo tiene en su refugio. Alberto tuvo la genial idea: vamos a enviar ese puente a Corsino, inmediatamente. Por correo electrónico. Venga, una foto. No, joder, todas, dice Roberto. El tipo calvo pregunta por Fort Worth mientras recuerda una matanza típicamente americana en una base militar de nombre parecido. Yo estoy entrando en Facebook para cortar y pegar el email de Corsino en el mensaje*** que vamos a enviar desde ese ordenador colgado en la pared de piedra. Xuacu no deja de hablar, con mucha sensibilidad, de algunos detalles de la peli. No se le ha escapado nada, pero se pregunta por qué Corsino habría tardado tanto en sincerarse con su mujer... Xuacu es de dos paquetes de cigarrillos diarios, pero aguantó la película entera sin salir a fumar. Entra a trabajar a las dos de la tarde, y sale a las diez. Todas las noches. Suena Leonard Cohen, ya tenemos las fotos. Escribe tú, que yo no me manejo con el teclado, me dice Roberto. Hola, soy Roberto, empiezo a leer en la pantalla. Escribimos entre todos un mensaje a Corsino. Adjuntamos las fotos... No pongas muchas, que igual no caben.
Roberto sigue enseñándonos sus fotos en el ordenador, es un apasionado de la montaña de Aller. Le gusta fotografiar cierres de puertas y portones. Nos enseña algún ejemplo. La pareja de cincuenta se despide. Otro gin tonic. Corsino tardó en rendir cuentas porque tenía miedo de lo que pensaran de él en los Estados Unidos. Todos lo entienden, todos tenemos ese miedo alguna vez, en algún lugar. Voy a hablar con el alcalde de Aller, me dice Roberto. Mejor espera un rato. La matanza fue en Texas, pero no en Fort Worth sino en Fort Hood, desvela el compinche calvo. Las llamas de la chimenea apenas son brasas cuando Pablo las remueve para irse de allí sin temor a un accidente. Mieres sigue fría. No hay nadie en sus calles. ¿Alguien sabe cómo proyectar una película en un bar y no salir, a las tres de la mañana del lunes, ebrio de satisfacción? Que me lo explique.

*** Soy Roberto Auro Ordoñez. Nieto de Aquilino Ordóñez. Te envío estas fotos del puente que iba a Xierru Nigru, tú seguro que lo conoces. Este era el puente que había y que no encontraste cuando viniste a buscar a tu familia... Acabo de ver la película de Luis Argeo. Estamos en Mieres, cerca de Moreda. Este puente no lo tiró una riada, sino que lo llevaron a otro lugar, cinco kilómetros más arriba, en dirección San Isidro. Ahora está en Entrepeñes. 



miércoles, 12 de enero de 2011

Documental, memoria


Entre los artículos que cabalgan por los campos de la memoria y el cine documental, el que escribió Laura G. Vaquero para Blogsandocs saca cuatro cabezas y media de ventaja a su perseguidor, cualquiera que sea. Da gusto encontrarse estas carreras en la web. Cuánto talento arrinconado...
Para leerlo, pincha aquí.

jueves, 6 de enero de 2011

Las guerras dentro de la guerra


Facundo Duvón firma un artículo en el que apunta alguna que otra cosa interesante sobre nuestra película... Lo publica la página Culturamas

martes, 4 de enero de 2011

En Mieres, en enero, en otro festival


Nos vemos con el público en un nuevo pase de "Corsino, por Cole Kivlin", esta vez, dentro del festival Cortomieres.