Sinopsis

Cole Kivlin quiere seguir siendo Corsino Fernández. Su esposa y sus hijos, en Texas, nunca han estado al corriente de todos los avatares que rodean a Corsino. En Estados Unidos, su vida se ha ido forjando a base de esfuerzo y adaptación. Ahora, a sus 80 años, cuenta la historia de su vida como si de una novela se tratara. Y mientras desmenuza el pavo, en la cena de Acción de Gracias, intenta adornar su pesadumbre y sentir más a su semejante, esa otra persona más pegada a quien tuvo que haber sido siempre: Corsino.









lunes, 29 de noviembre de 2010

Recolocando las críticas



Crítica de Corsino, by Cole Kivlin construida a partir de las críticas de alguna de las pelis que he visto en el festival y que han salido publicadas en los cuatro periódicos del FICXixón que aún colean en casa, sabiendo en qué cubo van a caer...

1. Es una poderosa obra iconoclasta capaz de esquivar la putrefacción de los sentimientos convertidos en fotogramas autocomplacientes e hipercorrectos para arrojar una película sobre el yo y el ellos, sobre el "otro" siempre desconocido, sobre el proceso de auto-conocimiento a través del arte. Y sobre el desprendizaje imprescindible en cualquier proceso de creación: ¿quién enseña a quién en esta película? 2. La nostalgia por lo no vivido resulta un fenómeno extraño. 3. A través de una narrativa discontinua, el director propone un viaje comparativo entre los buenos y los malos tiempos (como si se formara un juego de espejos entre los recuerdos y el tiempo presente, entre el romance y la tragedia).4, dibujando también un nítido diagrama de efectos colaterales; y además añadiendo al cuadro unas pinceladas acerca de los modelos familiares y una mirada compasiva sobre todo aquello que nos determina y pone topes a nuestros deseos: el pasado, la culpa, el lugar donde se vive... 5. El resultado apela a una épica intimista que mira desde la distancia la mística del western y se aferra, siempre que puede, a los cuerpos y los rostros de los personajes, una estrategia que acentúa su desamparo y desorientación. 6. Estamos ante un emocionante trabajo sobre la memoria de los exiliados en el extranjero, y sobre cómo el paso del tiempo modela la personalidad de los seres humanos, sin llegar a disolver completamente los recuerdos de la infancia. Pero también ante una reflexión sobre la idiosincrasia, simple e intrincada al mismo tiempo, de los Estados Unidos. En Corsino, by Cole Kivlin hallamos una mirada fascinada por los USA, por su cultura y costumbres, por el halo mítico de sus paisajes. Pero también preocupada por ahondar en sus complejos orígenes, sus contradicciones e incluso su extrañeza. Una cálida extrañeza, que en el film de Argeo a ratos hace pensar en el David Lynch de The Straight Story (1999), dada su capacidad de retratar con sencillez algunas de las paradojas más inextricables de Norteamérica. 7. Situaciones que nos llevan a pensar que esta boutade esconde varias incógnitas. ¿Una crisis personal "real" del protagonista?, ¿una advertencia clarividente de que entre la realidad y la ficción nunca ha habido demasiadas diferencias? Juzguen ustedes mismos. Y disfruten.


Invito a recolocar cada título con sus correspondientes frases...

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Lo que la prensa no puede publicar

Copio la entrevista (íntegra) que Ramón Lluís Bande me realizó para ser publicada en el diario El Comercio.



RLLB- ¿Qué te llamó la atención de Cole Kivlin? ¿Cómo supiste que en él, en su vida, había una película, una historia que era necesario contar?

LA-Al principio, de Corsino sobresalía un señuelo llamativo por encima del cliché, un Niño de la Guerra en medio de Texas, Corsino como la antítesis de cuanto sabíamos sobre los niños enviados a la Unión Soviética. Era el individuo frente al grupo, el concepto del hazte a ti mismo frente al paternalismo ideológico. Luego, fueron apareciendo rasgos y contradicciones del propio personaje, ese afán por preservar el pasado, guardando fotos y documentos desde crío, la cortina que levantó entre su mujer e hijos y su pasado, el libro que escribió para despejarles tantas dudas y curiosidades, la transformación de Corsino en Cole Kivlin... Al final, esa vertiente humana se colocó sobre la visión político-social, y juntas compusieron el esqueleto sobre el que reconstruir su historia en forma de película documental.

RLLB- ¿Qué distancia existe ente Cole Kivlin y Corsino Fernández? ¿Cuál de las dos identidades es más real?

LA-Se tiende a pensar que en Texas es Cole Kivlin y en Asturias sigue siendo Corsino Fernández, pero yo prefiero creer que la confusión se ha instalado en su personalidad, que Corsino se manifiesta de algún modo allá, y que cuando ha venido aquí no ha podido evitar sentirse “diferente” entre sus parientes y vecinos, incluso presentándose como Corsino. En la película, yo marco esa distinción de personalidades en cada lugar para que él mismo sea, al final, el encargado de borrarla, o emborronarla.

RLLB- Corsino Fernández es un “niño de la guerra”, pero tu película no es exactamente una película sobre los niños de la guerra, no al menos como la mayoría de las que conocemos...

LA-Porque Corsino va dejando de ser niño, y refugiado, y asturiano, para convertirse en un llanero solitario, Cole Kivlin, al que su pasado le atormenta. Este documental es una historia de liberación personal revertida, de ida y vuelta, de búsqueda de identidad perdida. Es la historia de un hombre que, un buen día, decide enfrentarse a su pasado. Pero cuando lo hace, se le ha hecho demasiado tarde. En ese sentido, la Guerra Civil, y los otros niños expatriados, aparecen como recuerdos de ese llanero solitario, son el eco que envuelve a su desventura. Por eso he evitado la clásica contextualización de archivo, las imágenes de filmoteca, etc.

RLLB- En tu cine hay siempre tema central, común a las propuestas más interesantes del cine contemporáneo internacional, la identidad, ¿qué significa para ti? ¿qué significa este concepto en el siglo XXI?

LA-Tanto en “AsturianUS” como en “Corsino, por Cole Kivlin” surgen las preguntas primordiales de quiénes somos y qué quedará de nosotros, dos pilares de la identidad, pero sus protagonistas se ven obligados a preguntarse eso en situaciones de extinción, de exclusión, desventaja. Se lo preguntan porque son marginales en la sociedad donde viven. Esas preguntas, entre los sectores de una sociedad ordenada y triunfadora, me despiertan bastante repelús. La identidad al servicio de discursos ideológicos no me interesa tanto.

RLLB- De manera complementaria a lo anterior, tus películas también lanzan una pregunta necesaria: quiénes somos los asturianos como colectivo, qué nos hace ser asturianos... ¿Llegaste a alguna conclusión?

LA-A mí, durante muchos años viviendo fuera, lo que más me gustaba de Asturias era echarla de menos. Como asturianos, aquí dentro no hacemos más que llorar y quejarnos, y fuera sacamos pecho y nadie nos pilla en un renuncio. Es algo que no acabo de comprender. Por otro lado, las muestras de “asturianía por el mundo” que salen en la tele me provocan vergüenza ajena. Si te vale esa conclusión…

RLLB- ¿Existe –existió—alguna vez la Asturies que Corsino tiene en su cabeza?

LA-Por supuesto. Creo que cada cual va formando su idea de Asturias, para unos un paraíso turístico, para otros un abismo laboral, o familiar, o región de jubilados… Corsino era muy pequeño cuando lo sacaron de aquí. A los 7 años, su imagen de una Asturias en plena guerra se redujo a un camión, una casa, un río y la palabra Moreda. Aquellos recuerdos se fueron cubriendo de maleza, sueños, deseos, abstracciones, hasta llegar a construir su Asturias particular. Creo que, de alguna manera, es lo que nos pasa a todos, dentro o fuera de nuestra cabeza.

RLLB- La película es también el registro de un viaje imposible: el de Corsino, no a Asturies si no a su propia infancia, ¿no?

LA-Sí, y ese viaje permanente en busca de Corsino lo hace mientras nosotros recreamos su odisea y conversión en Cole Kivlin. En cierto modo, todo es una recreación sobre otra. Mientras él nos da a conocer a Corsino, nosotros vamos conociendo a Cole Kivlin. Las fotografías y localizaciones –París, Fort Worth, Asturias –, y la reunión familiar de Acción de Gracias sirven de anclajes para fijar la realidad. Y mientras, la narración de Cole nos abre puertas a lugares más próximos a una ficción, la de ese niño con recuerdos casi inverosímiles. Para Corsino, en cierto modo, Moreda sería el Rosebud de Ciudadano Kane, o los recuerdos de Austerlitz, el protagonista de WG Sebald. Yo no me apoyé en esas referencias, las ligué posteriormente.



RLLB- La voz de Corsino, la recreación que su memoria hace de la realidad, es la que conduce todo el relato. La película da su visión como la única válida, la única posible...

LA-Con su revisión de la Historia, y todo el material que guardó, fotos, salvoconductos, certificados, tenemos suficiente amplitud para repasar el conflictivo siglo XX. Y citando a Cole Kivlin, yo diría que dicha visión es la de cientos de miles de refugiados de guerra a los que nunca jamás se les prestó, ni se les presta, la atención debida. No quiero ponerme “pancartero”, pero ahí tenemos a los saharauis, sin ir más lejos.

RLLB- Sin embargo, otros personajes como su mujer, por ejemplo, adquieren un papel imprescindible en la construcción del relato.

LA-Sí, la historia quedaría demasiado raquítica limitándola al Niño texano de la Guerra. Quizá me meta en un terreno demasiado personal, pero creo que Bárbara es la única fuente de amor y cariño que Corsino/Cole ha tenido en su vida, tras su periplo por colonias, orfanatos y casas de acogida durante décadas. Yo no sabía mucho de ella, ni de su disposición a participar en la película. Bárbara fue una sorpresa más que agradable, a mitad de rodaje. Y sus conversaciones matrimoniales, todo un colchón para el montaje.

RLLB-Formalmente apuestas de una manera radical por la claridad, por la tranquilidad. Un cine observacional sin demasiadas injerencias en la realidad filmada y que, posteriormente invita al espectador a entrar en la película de una manera relajada, a relacionarse con sus imágenes y sonidos sin conflictos, sin aspavientos, ¿te preocupa generar en la pantalla un espacio confortable?

LA-Bueno, creo que en pantalla hay que transmitir lo que percibes cuando grabas. Nosotros nos topamos con una casa muy silenciosa, casi siniestra, con un montón de adornos y detalles. La gente mayor es, en general, sosegada. Por tanto, el tono del proyecto pedía ser tenue, y el ritmo, lento. Y la música de Xel Pereda ayuda mucho a generar ese reposo.

RLLB- Una película que no se escribe previamente y de la que se captura de la realidad una gran cantidad de material en el rodaje, como es el caso, deja gran parte de la construcción dramática y narrativa al montaje, ¿fue un trabajo duro? ¿Cómo encontraste finalmente la película entre las muchas posibles?

LA-Fue un trabajo duro, sí. Y al trabajar con un equipo humano básico, más aún. En realidad sí había un plan por escrito. Pero el guión sirvió más como guía para llegar al destino, como una carta de navegación. No sabíamos cómo iba a estar el mar, ni veíamos el final. La productora Dolphin A&M de Diego Fontecha fue mi buque durante meses, desde el que me enfrenté al montaje de un proyecto ideado de modo cinematográfico, pero encaminado a la pantalla de televisión. Eso ya me marcó la búsqueda del corte final. Eso, y respetar a Cole Kivlin y a su familia.



RLLB- ¿Qué esperas conseguir en el espectador que vea “Corsino, by Cole Kivlin”? ¿Cómo te gustaría que salieran de la sala?

LA-En realidad, exijo cierto esfuerzo al espectador, que ya ha visto, leído y escuchado mucho acerca de la Guerra Civil, los refugiados, los niños de la guerra… No he querido seguir el esquema tradicional, precisamente para darle la oportunidad a los espectadores, para que pongan ellos su propia guerra, su propia búsqueda. Recuerdo a mi abuela, sentada en su sillón ante la tele, cuando al llegar la hora de los informativos decía: ponme la guerra. Y, viendo la invasión de Kuwait, se iba a la guerra que ella vivió. Si yo consiguiera eso, sería un éxito.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Prefiesta de estreno...

..., este sábado, en El Patio de la Favorita... Será como una fiestecilla off dentro del FICXixón.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Cartel


Gracias, Chechu, gracias, Miguel Ángel. La sinopsis escrita por el festival, aquí

lunes, 8 de noviembre de 2010

Sois todos bienvenidos

Dentro del Festival de Cine de Gijón, nuestra película se podrá ver dos veces:

Domingo 21 de noviembre, 5 de la tarde, en la sala 1 de los Cines Centro.
Martes 23 de noviembre, 5 de la tarde, en el CC Gijón Sur.



El calendario completo de proyecciones, aquí

viernes, 5 de noviembre de 2010

Apuntes

¿CÓMO HACEMOS EL DOCUMENTAL?


Corsino, por Cole Kivlin comenzó a grabarse en el verano de 2008, durante una visita fugaz que el protagonista hizo a su tierra natal, Asturias. Durante los días en los que visitó a sobrinos y parientes lejanos de Moreda (Municipio de Aller), comenzamos a aproximarnos a la forma de ser de Cole Kivlin, y al Corsino Fernandez que acarrea consigo. No resultó una tarea fácil. No nos conocíamos, ni teníamos ningún vínculo en común. Además, una cámara intimida a cualquiera. Unas 20 horas de imágenes en bruto fueron grabadas durante aquella, su quinta visita a Asturias. Jonás Bel de operador.

En noviembre de 2009, seguí grabando entrevistas y escenas con el señor Kivlin, esta vez en su tierra de adopción, Texas (EE.UU.). Aprovechando la reunión familiar en torno al Día de Acción de Gracias, continué profundizando en la personalidad de Cole. Y hablando con sus hijos y nietos, reconstruí la historia de Corsino Fernández desde su realidad cotidiana, su vida en los suburbios de Fort Worth (Texas). Su lado americano contrasta con ese otro lado asturiano que aún atesora.



Corsino es un Niño de la Guerra peculiar. A lo largo de su vida atestiguó sus vivencias, recuerdos imborrables, mientras se iba convirtiendo en otra persona. Cole Kivlin ha querido preservar su memoria y recuperar, con el tiempo, una identidad perdida. Él, Cole Kivlin, es el resorte del documental. La película se puede ver desde una perspectiva social e histórica, pero también, y sobre todo, desde una perspectiva humana, la de un llanero solitario en busca de su identidad, la de una voz que quiere hacerse escuchar, la de una narración que preserva la memoria de un tiempo desdeñado. Por eso, no usamos más que sus recuerdos, sus textos y sus documentos personales – fotos, salvoconductos, certificados - para recrear aquellos años turbulentos que tantas veces hemos visto en cine y televisión.

Para la grabación, me rodeé de un equipo ligero y profesional con el que recoger en vídeo digital de alta definición (RED-ONE) todos y cada uno de los detalles que nos ayudaran a componer esta historia. Cuatro personas formamos este equipo, nos encargamos de operar las cámaras, capturar el sonido así como enfrentarnos a las labores de producción, sin resultar demasiado incómodos durante el encuentro familiar por excelencia en los Estados Unidos.

Algunas cuestiones logísticas han sido tratadas a través de la Official Film Commision for the Dallas-Fort Worth Region (Texas). También he conseguido contactar con responsables del Ayuntamiento de Aller en Cabañaquinta, para presentarles el proyecto e invitarles a participar en él. Una pequeña contribución simbólica llegada de la Concejalía de Turismo de Aller, junto a la subvención adjudicada por la Fundación de Cultura del Ayuntamiento de Gijón, son ayudas financieras que han contribuido en labores de postproducción del proyecto con más modestia que alboroto.

La documentación conservada por Cole Kivlin a lo largo de los años nos ha ayudado a ambientar la historia, que pasa por Asturias, Francia, Nueva York y Texas, principalmente. La película también está envuelta con una banda sonora original creada especialmente para el documental por el gran Xel Pereda.

Luis Argeo, octubre 2010. Apuntes sobre el documental Corsino, por Cole Kivlin